El perrito caliente parlante (capítulo 3)

(…)

– Bueno, ¿me vais a coger o pensáis dejarme todo el día tirado en el suelo?

La cogieron con mucho cuidado y desde entonces la pandilla pasó a tener cuatro amigos en lugar de tres: Neno, Juanito, Pedrito “Cabezón” y la salchicha, quien hablaba un montón.

– Estoy exhausta. Ha sido un día larguísimo – se quejó la salchicha.

De camino a casa, los tres amigos estuvieron hablando de quién se llevaría a la salchicha a dormir. Después de todo, fue a Pedrito «Cabezón» a quien se le cayó al suelo, así que lo justo era que él cuidara de ella.

Pedrito la metió con mucho cuidado en el bolsillo de su camisa y la llevó a casa. Allí fue corriendo a su cuarto y le enseño todos sus juguetes. Después de cenar volvió a su dormitorio.

– A ver dónde duermes esta noche – pensó en voz alta. – Si te metieras conmigo en la cama podría aplastarte.

Estuvo buscando algo pero no encontró nada que fuera cómodo, hasta que de repente tuvo una genial idea.

– ¡Ya sé! Espera.

Fue a la cocina un momento y después volvió con algo entre las manos.

– Aquí estarás bien.

Puso sobre una mesa un pan de perrito blando y lo abrió. Después metió a la salchicha, que ya se le empezaban a cerrar los ojos. Para que no tuviera frío, puso sobre ella una loncha de queso. En menos de un minuto, ya estaba dormida y Pedrito se metió en la cama.

Al rato, Lola, la hermana de Pedrito «Cabezón» se despertó soliviantada por un ruido muy fuerte. Cuando se asomó al dormitorio de su hermano vio algo increíble, tanto que tuvo que frotarse los ojos para estar segura de que lo que estaba viendo era real. Mientras su hermano dormía, lo que parecía una salchicha estaba flotando en medio de la habitación con un tranchete que le colgaba de la espalda. Cuando se acercó, se dio cuenta de algo más. ¡Esa salchicha voladora estaba roncando muy fuerte, tanto que parecía el ruido de un helicóptero!

– ¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHH! – gritó Lola.

– ¿Qué pasa? ¿Qué haces en mi cuarto?

– ¡Hay una salchicha flotando! ¡Y ronca!

– ¡Cállate, Lola! ¡Vas a despertar a todo el mundo! – dijo Pedrito susurrando.

Pedrito contó a su hermana toda la historia de lo que pasó la tarde anterior mientras la salchicha seguía roncando. Al parecer el tranchete se había convertido en una capa, como la de Superman, y ahora podía volar, aunque seguramente ella ni se había dado cuenta.

– Y si esta salchicha es de verdad amiga vuestra, – quiso saber Lola – dime, ¿cómo se llama?

Tras unos segundos pensando, Pedrito tomó aire. Se había dado cuenta de que nadie le había preguntado su nombre. Era responsabilidad suya que fuera un nombre que estuviera a la altura de algo realmente fabuloso. Miró de nuevo a su hermana y le dijo mientras asentía:

– Te presento a Roncadora Salchichaman.

 

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