La patrulla de la lechuga verde: Capítulo 2

– ¡Seis, siete, ocho nueve y diez! ¡Voy! -Neno gritó con todas su fuerzas.

La pandilla seguía disfrutando de unas vacaciones juntos en la casa rural. Habían pasado dos días desde que liberaron al ciervo. La zona era enorme y no había tiempo de aburrirse ni un momento.

Neno giró para ver dónde se habían escondido todos. Anduvo sigiloso unos pasos para asomarse tras la casa. Allí, bajo una mesa, se escondían Pedrito y Juanita. Un minuto después vio a Salchicha Woman y a Lola. Faltaba Bratwurst. Con su poder camaleónico era casi imposible ganarle en el juego del escondite. Miró hacia el bordillo de la piscina, donde Osiris aprovechaba una sombra sobre el bordillo para dormir una siesta. Neno pensó que Bratwurst podría estar escondida en la espalda de Osiris, con lo que comenzó a acercarse despacio.

– ¡Buuuuuuuuuuuuuuuuuuu!

El grito que Bratwurst dio mientras salía despedida del agua hacia arriba hizo que a todos se les fuera a salir el corazón del pecho. La peor parte se la llevó Osiris. Despertó de su plácido sueño dando un brinco enorme que acabó siendo una doble voltereta. El poco pelo que tenía en el lomo se erizó y gritó mirando hacia todos lados sin saber qué pasaba. Al bajar del aire cayó directamente en el agua, con lo que el susto fue todavía mayor. Comenzó a nadar hacia la escalera mientras la pandilla no podía parar de reír. Cuando consiguió salir del agua comenzó a correr hacia el bosque.

A Pedrito le dolía la barriga por las carcajadas. Sin embargo fue el primero en decir al resto que tenían que ir a buscar a Osiris.

– La pobre estará asustada -dijo.

Avisaron a los padres de que iban a buscarla. Bebieron un poco de agua y se pusieron las zapatillas.

– Se ha ido por allí -observó Lola.

Comenzaron a andar y a llamar a Osiris, aunque no la veían. El paseo por el camino que salía de la casa era muy bonito. Estaba lleno de pinos muy altos y frondosos. Todo el trayecto podían caminar bajo la sombra, lo que era de agradecer en el verano en Jaén. El sonido de las zapatillas sobre la tierra se mezclaba con el ruido de cientos de chicharras.

Después de andar un buen trecho, encontraron a Osiris. Estaba sentada mirando fijamente hacia la copa de un árbol.

– ¡Osiris! -gritó Pedrito «Cabezón»-. Nos habías asustado.

Seguro que si Osiris hubiera podido hablar habría dicho que el susto se lo había llevado ella. La gata permanecía quieta, como si no hubiera escuchado a sus amigos llegar.

– ¡Mirad!

Juanita llamó la atención de la pandilla y señaló hacia el mismo lugar al que miraba atentamente Osiris.

– ¡Una cabaña! ¡Mola! -exclamó Neno.

Desde el suelo, la cabaña parecía resistente, aunque abandonada. Tenía algunos tablones de la pared rotos, pero el suelo se veía intacto. Salchicha Woman voló para verla más de cerca y el resto la siguió. Sobre el tronco había clavados algunos trozos de madera que hacían de escalones. Al entrar encontraron sobre la puerta unas cuantas telas de araña. Un ratón salió despavorido por la ventana, aunque por suerte para él, Osiris no lo vio. Estaba bastante sucia. Los bichos se movían por el techo que aún estaba mojado por las últimas lluvias.

– Ahí hay una foto -observó Juanita señalando un marco sobre la pared.

La fotografía parecía antigua. Una señora mayor con un ojo más cerrado que el otro sonreía mirando a la cámara.

Todos estaban callados disfrutando del hallazgo cuando Lola vio algo en el suelo. Era una caja de madera llena de polvo.

– Mirad.

La abrió y sacó una botella. Parecía que tenía algo dentro, aunque no conseguía saber qué.

– Deja que la vea -dijo Pedrito.

Sin embargo, al coger la botella se escurrió de las manos y cayó al suelo, lo que hizo que se rompiera en mil pedazos.

– ¡Te la has cargado! -señaló su hermana.

Sobre el suelo vieron lo que había dentro de la botella. Cuando lo cogieron y desenrollaron descubrieron, completamente alucinados, lo que parecía un mapa. Era muy antiguo, con una rosa de los vientos impresa en una esquina. Faltaba un trozo grande de lo que parecía un pergamino. En el pie del mapa se leía con letras borrosas «biblioteca de Alejandría».

La pandilla estuvo un buen rato mirando el mapa, intentando descifrar los dibujos cuando de pronto la puerta se cerró de un portazo. Todos miraron hacia la puerta asustados. Neno se acercó y miró hacia el suelo por una de las grietas de la cabaña.

Alguien estaba bajo el árbol paseando. Era la señora sonriente de la foto.

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Planning del capítulo con las ideas de los niños y niñas de clase.

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6 comentarios en “La patrulla de la lechuga verde: Capítulo 2

  1. Cristina

    Wuau!!!!impresionante la imaginación de estos niños y niñas!!que capitulo más chulo!☺😊a parte de lo interesante que se ha quedado…no sé si podré esperar tantos días..😱😅😜

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